lunes, 16 de diciembre de 2013

Feliz lunes.

Y pum, llega el momento, el momento que todos esperan y tu no sabes si deseabas vivir. Llegas y explotas, pero el cielo se te queda corto, ¿quién no ha llegado a él? No sabes a que aspiras, nadie quizás realmente lo sepa, pero necesitas saberlo. Déjame decirte que sin ti la vida, no es vida, déjame que te enseñe el lado bueno de las cosas. Pero una hostia a tiempo suele hacer a la gente reaccionar, para bien o para mal, pero reaccionar, y es que a veces necesitas replantearlo todo desde cero. Un día entero sin comer, toda la gente que te rodea chillándote. Ningún chillido es superior a tu ego, por encima, por encima del mundo, del mismo cielo. A veces vacío, quizás sientas que nada sea suficiente para llenarte. La misma rutina mañana tras mañana, pero siempre vuelve. El sentido supremo de que todo lo que has sido, es poco para lo que eres, aunque sigues ante la posibilidad de que nada cambie. Pero mejor no preguntes, simplemente recógeme a las siete y media.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Farolas mal plantadas.

¿Quién puso esa farola ahí? Era tan sencillo como recorrer nuestras intransitables calles y no poder separarme de tu mano. Pero tuvo que aparecer esa farola, y hacerme perderte por unos instantes. Si ya me pareció mala tu ausencia unos segundos, imaginate cuando la farola se hizo eterna. La farola se convirtió en algo mas exteso que el muro de Berlín, algo que tardaríamos días en recorrer hasta volver a encontrarnos. Y esa extensa caminata se hizo rutina, rutina rara vez alterada. Lo peor es la costumbre, que ni el tiempo la encuentra, nadie sabe donde se ha escondido. Sólo se de mis ojos, que buscan tu presencia ansiadamente, pues mis labios aguardan tus besos y mi mano, entrelazarse con tus dedos como hacía justo antes de encontrar a esa inoportuna farola.