martes, 29 de julio de 2014
Quédate conmigo.
miércoles, 9 de julio de 2014
¿Tres o cuatro?
lunes, 19 de mayo de 2014
Hic, haec, hoc.
jueves, 8 de mayo de 2014
(1)
martes, 15 de abril de 2014
Efecto carey.
lunes, 24 de febrero de 2014
0:50
sábado, 8 de febrero de 2014
Tratto.
¿Quién diría que ese era el vaso? El vaso que hoy me estaba esperando, un vaso que sabía que lo cogería. Menudos los ocho minutos marcados en el reloj. Demasiado el vaho de los empañados cristales. Y mi madre siempre dispuesta a demostrarme cuanto me quiere con sus mil besos. Me gustaría poder decir algo de ella, pero no sé que decir. Tan yo y tan diferente a mí. Es como releer tus palabras en voz alta buscando una que sobre. Ninguna sobra y todas faltan. Y al final cogí el vaso. ¿Quién se dedica a numerar vasos?, ¿hasta que numero eran?, porque como no, el mio era el ocho. Horrible el día que pensaba levantarme a las ocho y hasta las diez no pude abrir los ojos. Un día ocho, que no sabía de su existencia. No faltaba el número por ninguna parte. Ocho bolígrafos ordenados en mi mesa, con ocho papeles a su lado. Ocho, ocho, ocho. Si te olvidé no fue por mi culpa.
XI-XII
¿Hace frío? Quizás no demasiado, pero a mi me sigue doliendo la cabeza. Las mejores decisiones no se toman así, nadie tenía nada, ahora tenemos todas las de perder. Putos cuadros que se metieron en mi pijama, parecen demasiados los folios por estudiar. Decían que sino arriesgas no ganas, ¿qué nos queda por arriesgar?, ¿qué hemos ganado ya? Demasiados vacios en tan pocas líneas, ya no duele ni verte llorar. El sentido a la inversa, perdido o por encontrar. Es gracioso cuando te convences de lo pura que es tu risa, mientras cualquiera te pide que pares con la mirada. ¿Qué hacemos quejandonos de la vida? Ese rayo de sol había salido a avisarte. Las cosas no ocurren dos veces, muchas ni una. Piérdete en el café y convence al mundo de que has crecido.
martes, 14 de enero de 2014
Quizás nunca o siempre.
martes, 7 de enero de 2014
¿Qué haces mi amor?
¿Parecía un sueño verdad? Pero era tan real como esta vida. Que sonrisa surgida de la nada, recién caída del cielo. Sencillo como un suspiro, un suspiro cualquiera, más o menos profundo, pero de una boca concreta. Mil vueltas a una cama, a mi cama, a nuestra cama. Llegar y tropezar, no por nada en especial, sino porque el mundo caiga a tus pies tras su primera mirada clavada en tus ojos. Un sitio transitado al cabo del día por decenas de personas, tantas historias que conocen sus muros y esta la repartimos por cualquier muro que descubríamos. No es ni la manta, ni el chocolate o quizás las palomitas, ni la película que llevaba semanas esperando ver, era tu presencia. Y parece aburrido, de echo puede llegar a serlo, la rutina es eso, rutina; la conocozco y a la vez se me hace invisible, pues aparece con tu ausencia. Hay listas con demasiado poco papel para tanto sueño. No sé por una vez de que se trata, o quizás lo sepa siempre, pero permíteme aprenderlo de nuevo contigo. Los días amanecen sin ganas a veces, pero siempre amanecen; un día más siempre es un día menos. Y no es que me falte el aire, es que me lo has robado entero. Tampoco es que no haya perdido tres años contigo, pero no quiero dejar nunca de perderlos.