lunes, 24 de febrero de 2014

0:50

Y no me acuerdo de olvidarte. Mala es cualquier hora de esta noche, por la noche no hay mariposas dispuestas a volar. Pero sus labios siempre medio abiertos esperando ser salvada de tal veneno. Gastaste el tiempo hasta llegar al colmo de su paciencia, ya no queda por hacer. Nunca es tarde, siempre es pronto, o eso decían. Aunque siempre está esa mañana en la que tus ojos no se abren y ya no hay solución. ¿Efímero? Basta con reír tanto que no llegue el suficiente oxígeno como para seguir recordando. Maldito el chupito que se nos olvidó apoyar tras brindar, el ansia siempre puede más. Y ya me dirán que hago aquí ahora yo. Otro desliz más, dudo que alguien te lo tenga en cuenta ahora. Yo prefiero una palabra sincera, a sus cincuenta falsas. Pero que no es por ti, que sepas que siempre será por mí, ya pensé demasiado en ti. I got my eyes on you, you are everything that I see. Limitémonos a seguir, no sabemos que pasara, ¿necesitamos saberlo? Hay que vivir con ese riesgo a caer de repente, mil metros, cien, un centímetro, todo es posible. Puede ser que a la tierra le de por dejar de rotar, a mi corazón por no latir y al sol por dejar de brillar. Todo es posible, menos tú.

sábado, 8 de febrero de 2014

Tratto.

¿Quién diría que ese era el vaso? El vaso que hoy me estaba esperando, un vaso que sabía que lo cogería. Menudos los ocho minutos marcados en el reloj. Demasiado el vaho de los empañados cristales. Y mi madre siempre dispuesta a demostrarme cuanto me quiere con sus mil besos. Me gustaría poder decir algo de ella, pero no sé que decir. Tan yo y tan diferente a mí. Es como releer tus palabras en voz alta buscando una que sobre. Ninguna sobra y todas faltan. Y al final cogí el vaso. ¿Quién se dedica a numerar vasos?, ¿hasta que numero eran?, porque como no, el mio era el ocho. Horrible el día que pensaba levantarme a las ocho y hasta las diez no pude abrir los ojos. Un día ocho, que no sabía de su existencia. No faltaba el número por ninguna parte. Ocho bolígrafos ordenados en mi mesa, con ocho papeles a su lado. Ocho, ocho, ocho. Si te olvidé no fue por mi culpa.

XI-XII

¿Hace frío? Quizás no demasiado, pero a mi me sigue doliendo la cabeza. Las mejores decisiones no se toman así, nadie tenía nada, ahora tenemos todas las de perder. Putos cuadros que se metieron en mi pijama, parecen demasiados los folios por estudiar. Decían que sino arriesgas no ganas, ¿qué nos queda por arriesgar?, ¿qué hemos ganado ya? Demasiados vacios en tan pocas líneas, ya no duele ni verte llorar. El sentido a la inversa, perdido o por encontrar. Es gracioso cuando te convences de lo pura que es tu risa, mientras cualquiera te pide que pares con la mirada. ¿Qué hacemos quejandonos de la vida? Ese rayo de sol había salido a avisarte. Las cosas no ocurren dos veces, muchas ni una. Piérdete en el café y convence al mundo de que has crecido.