miércoles, 9 de julio de 2014

¿Tres o cuatro?

No hay silencio más vacío que el roto por el continuo tic-tac de este reloj. ¿Que hora puede ser ya? Las tres, y yo sigo perdida en sueños con tus labios. Que difícil saber ver más allá de esta luna. No es hambre, sino necesidad. Necesidad de ti, de tu presencia. Te prometiste no caer en la trampa y en vez de esquivarla, corriste a equivocarte. Que fácil resulta la vida entre sus brazos. Pensaba que estaba durmiendo, pero eras tú de nuevo. Tú y tus manias, yo y mi obsesión contigo. Insaciable tic-tac. Insaciable la ausencia de tus labios. ¿Tiempo? No lo midamos en minutos que parece mucho. Me gustaría cerrar los ojos y sumirme en un sueño que solo pudiesen despertar tus labios. Ser tu blancanieves. Y no detener este reloj, sino perder la constancia de su existencia. Nosotros, sin tiempo, ni problemas. Nosotros eternos, nosotros inciertos.

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