miércoles, 6 de noviembre de 2013

'Eres mi desastre, revolucionas mi vida y me vuelves loco.'

Hasta su sudadera ha perdido su olor, ya no dice nada, y es que cualquiera pierde esa esencia si la paladeas tanto. Es una cuenta atrás y miles de movimientos de melena. Siete días, siete horas y treinta y siete minutos. Cabellos hundidos en el aire, de mis mil giros de cabeza al intentar buscarte. Vuelvo cada noche a buscar algo que contarte. No hay nuevas experiencias, sino nuevos recuerdos en mi mente. El tiempo corre, pero no parece avanzar lo suficiente; justo le dices que pare y ahí encuentra la cuesta inclinada. Busco una razón que consiga hacerme entenderte. A veces tan sencillo, otras tan inteligible. Cuenta las veces que me miro en el espejo, averigua en cuantas busco tu reflejo. Pies congelados a lo largo de la noche, que se deslizan entre las sabanas buscando unos que le quiten este frío. Son baches que saltar en el camino, zancadillas mal puestas y risas de fondo. Odias esas miradas tan poco discretas y eres el primero en lanzarlas. Es el zumbeteo de las teclas en la inmensidad de la noche. Tienes mil razones, ellos no pasarán de veinte. Cabezas hundidas en una almohada esperando respuestas, sonrisas que corren  de tanta destreza. Es un toque rosado, anaranjado, tirando a atardecer. Mil fondos cambiados de situación buscando a un único personaje. Tantos jerséis que comprar, que quiten la falta de tus brazos. Calles recorridas de principios a fondos, nuevas por descubrir, infinitas imaginadas de tu mano. Nada que no recuerde a ti, a tus enfados repentinos y tus bromas sin sentido. Sus dedos entrelazados en mi cuerpo, mi vida pendiendo de su mano. Su esencia queda ya demasiado perdida, pero la guardo yo dentro.

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