domingo, 24 de noviembre de 2013

Una nueva sección.

¿De que sirven las mantas sino quitan el frío? No hay calor sin los abrazos en medio de las lluvias, sin mis manos en tus bolsillos, no hay calor que aguante este frío. Y me encanta que no seamos normales, pero ahora casi lo parezco. Menos mal que les tengo, a ese grupo de whatsapp montado uniendo restos, a esos que salen los sábados por la tarde, a no ser que haya algo mejor que hacer. No me importó mucho no pegar en nada con ellos, me importaba que me hiciesen de risas fáciles y así los sábados fueron rutinas raramente cambiadas a viernes. Ya sé que esta noche nada me quita el frío, quizas mañana tampoco, pero en un par puede ser que si. Sé que si. No, quizás no sean importantes, yo no los considere tanto cómo realmente sean. Pero a mi me cambian y tengo. Tengo con las quejas de una, la música a todo volumen de otro, con las frases ingeniosas de otra que pasa demasiado tiempo conmigo, tengo con las llamadas acosadoras de uno, las clases saltadas de otro y las medio asistencias de una vaga. ¿Y que más da si un día todo esto son recuerdos? Bonito el día que quedamos para despedir un verano que ni habíamos compartido.

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